La escritura firmada por las tres mujeres, que viven juntas hace tres años, las reconoce como familia, establece la separación de bienes y da potestad a cada una de ellas para decidir sobre posibles cuestiones médicas de sus cónyuges. El trío, además, declaró en el documento su intención de que la empresaria tenga un hijo por inseminación artificial y que en el certificado de nacimiento del bebé se contemplen los apellidos de las tres. Las novias firmaron también tres testamentos en los que dividen sus bienes en caso de fallecimiento.
“Somos una familia. Nuestra unión es fruto del amor. Voy a quedarme embarazada y estamos preparándonos para eso, incluso financieramente”, contó la empresaria al diario O Globo. “La legalización es una manera de que el bebé y ninguna de nosotras se quede desamparada. Queremos disfrutar de los derechos que todo el mundo tiene, como la licencia de maternidad”.
Los tribunales brasileños aún no han creado una jurisdicción específica para defender o anular este tipo de uniones, así que los argumentos a favor y en contra dependen de la interpretación de un abanico de sentencias de casos particulares. El reconocimiento de la unión de estas tres mujeres, por ejemplo, se basó en los fundamentos del Tribunal Supremo para reconocer legalmente en 2011 a las parejas homosexuales, según Fernanda de Freitas Leitão, la notaria que casó a las tres novias. Desde el año 2000, mucho antes que los tribunales, Freitas ha reconocido la unión de multitud de parejas gais, y conmemoró públicamente el matrimonio a tres de São Paulo. Hacía años que esperaba “con ansia” poder amadrinar un trío en su propia notaría.
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