Cereza. Es una fruta interesante, baja en calorías y una de las mayores fuentes de vitamina A que encontramos en la naturaleza. Es rica el fibra y carbohidratos (por lo que está prohibidísima en las dietas 'low-carb'), muy buena para el cerebro y tiene, además, propiedades antiinflamatorias. Su consumo es, pues, más que aconsejable, aunque conviene ir con cuidado con los atracones: contienen 13 g de azúcares por cada 100 g, lo que la convierte en desaconsejable si estamos haciendo dieta o queremos mantener a raya los niveles de azúcar en sangre.
Plátano. Es una de las frutas más completas que existen, pues es una fuente inigualable de potasio y el mejor aliado de aquellas personas que tienen una actividad física regular. Es bastante calórico, por lo que conviene comerlo durante el día y evitar su consumo por la noche, y es rico en vitaminas B6 y C, ácido fólico y minerales como el magnesio y el potasio. Cuidado con esos batidos de plátano a los que añadimos leche, azúcar e incluso galletas: supondrán un pico de azúcar para nuestro organismo que conviene evitar.
Mango. El mango está en todas partes, desde ensaladas a postres, helados y ahora incluso lo vemos a la brasa en numerosos platos. Y es que es una fruta sabrosa, exótica y versátil, astringente, antipirética, que mejora las digestiones y es beneficiosa para el hígado. Además, calma la sed y restituye los electrolitos, cosa que la convierte en una fruta ideal para las épocas de mucho calor. Pero cuidado: el mango no sólo estimula el apetito, sino que es una de las frutas con más azúcar que encontramos en el mercado, nada menos que 14 g. Es conveniente, pues, tomarlo con moderación y combinar el consumo de frutas siempre con el de verduras.
Higo. Atención con el higo, pues es la típica fruta que suele volvernos locos cuando estamos en temporada, y a menudo lo comemos en exceso. Mermeladas, compotas, helados, postres, guarniciones... Los higos pueden aparecer en nuestros platos de diferentes maneras y un consumo excesivo puede disparar nuestra tasa de azúcar en sangre, además de hacernos ganar peso. Un consumo moderado, sin embargo, nos aporta una buena cantidad de fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales, además de mejorar nuestras digestiones.
Uvas. Y especialmente en su versión uvas pasas. Las uvas tienen sodio, potasio, vitamina B y muy pocas calorías, protegen contra el cáncer, regulan los intestinos y nos proporcionan energía. Contienen, además, rasveratrol, una sustancia que mejora el estado de los huesos y músculos. Pese a la gran cantidad de azúcar que presentan (16 g), existe la llamada dieta de la uva para adelgazar y desintoxicar, que debe realizarse sólo durante tres días y garantiza grandes pérdidas de peso.
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