Un comerciante búlgaro de repuestos de buses se ha convertido en una celebridad en su país, después que empezara a "patrullar" la frontera con Turquía para "cazar" inmigrantes.
Muchos búlgaros aplauden la iniciativa de tomar la justicia por sus propias manos, pero otros están profundamente perturbados.
"Bulgaria necesita gente como yo, búlgaros dignos, dispuestos a defender su territorio", dice Dinko Valev, sorbiendo un jugo fresco de naranja en un llamativo café de su pueblo, Yambol, a 50 kilómetros de la frontera de Bulgaria con Turquía.
Valev, de 29 años, es un fornido luchador semi profesional, con la cabeza rapada y de maneras toscas. Su pectoral izquierdo está tatuado con una cruz del tamaño de un filete de lomo.
El hombre se volvió famoso de la noche a la mañana en febrero, cuando un programa de noticias de la televisión nacional emitió un reportaje en el que lo calificaba como un súper héroe y narra un violento encuentro con unos sirios cerca a la frontera, mientras él montaba su cuatrimoto.
El presentador elogió a Valev por reducir a este grupo de 12 hombres sirios, tres mujeres y un niño, con "sus propias manos".
Los migrantes pueden ser vistos en el video grabado por el teléfono celular de uno de los acompañantes de Valev, echados en el suelo, esperando a la policía.
Se puede escuchar a Valev insultando a los sirios y diciendo que llegaron de Siria "para matar (a los búlgaros) como perros".
Voluntarios
"Son gente mala y asquerosa y deberían quedarse donde están", me dice Valev sobre los inmigrantes y los describe como peligrosos "terroristas, yihadistas y talibanes". Él estima que el 95% de búlgaros lo apoya.
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