Donald Trump se muda a la Casa Blanca solo, sin la compañía de su tercera esposa, Melania Trump, que ha decidido permanecer en su casa de Nueva York mientras el hijo de ambos, Barron, termina el curso escolar. Eso sí, la esposa del nuevo presidente de Estados Unidos ha asegurado que estará "disponible" siempre que sea necesaria su presencia. Quien ya ha hecho las maletas, en cambio, es Ivanka, la hija mayor de Trump que se mudará de Nueva York a Washington con su marido Jared Kushner —quien será uno de los funcionarios más poderosos en el Ala Oeste—. Con la pareja van sus tres hijos. La casualidad ha hecho que los Kushner-Trump vayan a ser vecinos en la capital estadounidense de los Obama una vez dejen la residencia presidencial.
Los observadores están muy pendientes del papel que las dos mujeres más importantes en la vida del magnate van a tener en esta nueva etapa. Ivanka Trump anunció hace unos días que dejaba en otras manos todos sus negocios relacionados con el estilo de vida y la moda para poder estar cerca de su padre. La prensa de EE UU especula con que la joven, de 35 años, pueda trabajar para su padre pero no parece que vaya a ser posible, al menos de manera oficial por la ley federal estadounidense de 1967 contra el nepotismo. Pero lo que nadie puede impedir es que ella esté cerca de él y dé su opinión. Trump mueve sus negocios y su vida con hilos que teje su familia y su hija mayor es imprescindible en este entramado desde hace años.
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